Esta leyenda se sitúa en La Fuente de los Álamos, un lugar que valdría la pena descubrir, cercano a la Sierra del Moncayo. El protagonista es Fernando de Argensola, primogénito de los marqueses de Almenar, pero debe tenerse presente que la historia referida pertenece a la tradición europea e incluso a la clásica: la existencia de ninfas habitando las fuentes que nacen en la montaña.
En esto, merece la pena observar cómo se aproxima y, al mismo tiempo, se diferencia la obra de Bécquer con respecto a los cuentos de hadas germánicos.
El aspecto "maravilloso", con seres mitológicos conviviendo con los humanos, coincide con los planteamientos de los hermanos Grimm o con los de Hans Christian Andersen, pero si bien en los cuentos de estos autores, duendes y hadas son personajes simpáticos, en Bécquer presentan connotaciones siniestras.
Por otro lado, los cuentos de hadas tienen final feliz, mientras que Bécquer opta por una conclusión descorazonadora y terrible, combinando la literatura maravillosa con el cuento de miedo, asemejándose, de tal manera, al alemán Hoffman.
También debemos insistir en la conexión entre la prosa de Bécquer y su poesía. El tema de las mujeres de ojos verdes se desarrolla magistralmente en sus rimas, como demuestra la rima XII.
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